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La autonomía del comer. Sobre Candy Bar.

La autonomía del comer. Sobre Candy Bar , el más reciente documental de Alejandra Szeplaki.  Candy Bar , Alejandra Szeplaki, 2018 ...

sábado, 30 de mayo de 2015

Aclaremos los malentendidos

 A propósito del cine de bajo presuesto

El nombre de esta sección del temario, me plantea un problema epistemológico. Veamos: “El guión como propuesta  de insurgencia  necesariamente plegada a las exigencias  y cualidades del cine de bajo presupuesto”.

El más importante y que desencadena “malas interpretaciones” (en el sentido que N. Frye da a este término), son los a priori a los que hace referencia. Asume al guión como una “propuesta de insurgencia”, y lo ata “necesariamente” al Cine de Bajo Presupuesto (CBP). Por otro lado, también asume a priori, que hay exigencias y cualidades propias de un CBP.

Comencemos por preguntarnos, cuáles son la exigencias (miren que para ser BP es exigente la categoría) y las cualidades de ese cine. Cine pobre, cine underground, cine austero, cine independiente (de quién se pregunta una), cine comunitario, CBP. ¿Todas esas denominaciones nos remiten, en nuestro imaginario teórico, al mismo tipo de cine?  ¿Es equiparable Solás, con Warhol, con Jackson Gutiérrez? Y cuando pregunto equiparable, no hablo sólo en términos de sus presupuestos o su estética; hablo en términos de la valoración del público. Y hablo en términos, de los integrantes de las Comisiones Evaluadoras de los entes que subsidian al audiovisual. Entonces, cuál es la cualidad innata del CBP. Obvio, que sea barato. Primera trampa. Barato en relación con qué. Nuestros parámetros los medimos en relación con un presupuesto modesto de Hollywood y con los estándares salariales de la publicidad. Todo lo que salga de ese esquema hacia abajo, es barato. Otra característica (y a la que el título alude), es que sea insurgente, avant garde


Sunset Boulevard y Reservoir Dogs [1] lo son, y están hechas desde la industria.

Si las cualidades no están claras, podremos entonces preguntarnos por las exigencias. Qué nos exige el CBP. De nuevo, una trampa. Como se basa en que sea barato (más barato que otro), eso se traduce en poco personal técnico, quizá pocos actores, lo que significará una historia íntima (y por fin hablo de los guionistas, que se supone es el tema) y por ser historia íntima, seguro que es tipo “arte y ensayo”. Entonces uno recuerda a Los Idiotas, o La tigra Chaco [2]

Los Idiotas, un clásico del cine de autor contemporáneo

Pero con el presupuesto de Los Idiotas, seguro que puedo rodar Una mirada al mar [3] y nadie piensa que esta última, sea una peli, ni de BP,  ni de arte y ensayo. Como vemos, ni cualidades ni exigencias intrínsecas. Todo viene del “afuera”. 

Una mirada al mar, ni BP, ni arte, ni ensayo....
Pero qué pasa entonces, con esa “insurgencia necesariamente plegada” a una categoría que no es ontológicamente sustentable, a menos que lo sea en relación con otra (y quizá toda ontología se define en relación con el otro). ¿Cómo es un guión insurgente?. De seguro lo es Submarino [4]

Otro clásico de la irreverencia nórdica de los chicos Dogma.
También los cortometrajes de Zigmund Cedinsky [5]. Pero igual lo es Cheila una casa pa’maíta o Macho y Hembra o La boda [6]

Transgrediendo la moral establecida, sobre los roles sexuales.
Insurgentes también son Ugo Ulive y el monólogo de La Garza (con sus ríos de hombres)[7]. ¿Entonces la insurgencia está “necesariamente plegada” al CBP? Se asume que el ser pobre, es ser ñángara. Y que ser ñángara es ser insurgente. ¿Pero es así de verdad? Les recuerdo que los monos de Madagascar son comunistas [8]

¿Comunista, yo?

Y que Sergio es un burgués, que quiere “enseñarle las bellas artes” a Elena (sin que eso desmerite la gran crítica que hace Gutiérrez Alea, precisamente por eso [9]). 

¿Pequeño burgués?
La película ganadora en el Bafici 2011 (Qu’ils reposent en révolte (des figures de guerres) de Sylvain George [10]), que además es un documental de más de tres horas sobre el maltrato y las terribles condiciones de los inmigrantes ilegales africanos en Francia, tardó 5 años en rodarse. 

Cinco años tras el rastro de la inmigración ilegal.

Eso no la hará una peli de BP, aún cuando el género documental se toma por más económico.

Hagamos el ejercicio entonces, una vez alertados sobre las trampas de esta categoría y los a priori que la acompañan (y que quizá la definen), un ejercicio de guión de CBP. Pongamos una historia de amor. Intimista. Pueblerina. Tengo entonces sólo dos actores principales. La gente del pueblo son actores secundarios y figurantes. Y pocos extras, pues es un pueblo tipo Otero Silva. Hasta ahí, todo me indica que esta debería ser una peli de BP. Pero vienen los condicionantes del diseño de producción. Como voy a rodar con equipo mínimo, ya que la historia me lo exige, prefiero contratar al mejor fotógrafo y al mejor sonidista. Como voy a filmar en las tierras de Otero Silva, me tengo que ir, pongamos por dirección, unas cuatro semanas. Eso implica un gran flujo de caja, pues en ese pueblo no hay sucursal bancaria. Entonces nuestro guión, que cumple con las exigencias y cualidades del CBP, resulta ser una película que demanda una gran cantidad de dinero, si lo pensamos en relación con la historia. Este ejemplo existe. Estoy hablando de La tigra Chaco.

El experimento argentino del BP

Ahora bien. Vamos a hacer un guión de sci-fi. Una fuerza policial del futuro, pues estoy en el 2099, atrapa y tortura a la disidencia. Seguramente pensaremos que esto es muy caro, pues debo inventar una Caracas dentro de 80 años (seguro que la historia les recuerda a Men in Black [11]). 

Muchos millones, mucho espacio sideral
Y sin embargo, se trata de una película altamente económica. El ejemplo también existe. Es francés y se trata de Alphaville de Godard [12]

El sci-fi en pleno París contemporáneo
Sigamos con el juego. Escribo una película de acción. Su protagonista es un malandro quien con sus compinches, arremete contra la propiedad privada. Balas, muertos y demás. Podría ser una película del establishment, o una película BP. Pues bien, tenemos los dos casos. Azotes de barrio en Petare y La hora cero  [14]Ustedes me dirán. 

El Johnny Q venezolano.
Lo que quiero significar acá, y sin tener las respuestas, es que la categoría “Cine de Bajo Presupuesto”, es una categoría muy acomodaticia. Se acomoda a las exigencias de los gestores culturales (de los que ahora formo parte), a la de los realizadores y sobre todo, a la del público. Y además es una categoría que tiene unas fronteras difusas, con otras que tampoco han estado del todo claras en la teoría cinematográfica. Los creadores del “cine de autor”, todos ellos críticos antes que cineastas (hablo del grupo de Cahiers du Cinema), reconocieron años después, que esa categoría le hizo mucho daño a la historia y a la teoría del cine. Cuando Truffaut hablaba de autor, lo hacía en referencia a Howard Hawks y a Hitchcock; no en referencia al Rossellini de Roma [15].

Pero hoy, cuando hablamos de CBP hablamos de películas como Las marimbas del infierno [16] (a la que también algunos consideran de autor) pero no de Festen [17], a la que seguro todos llamarán de autor. 

























¿Por qué, desde las instituciones del estado, convocamos a Festivales de Cine Comunitario, o a Convocatorias de Guión de Bajo Presupuesto? Porque es necesario y es un deber, abrirle espacios a esa masa de iniciativas (y no dejaremos de hacerlo). Pero con esas categorías, ¿no estamos haciendo un coto de caza, tanto para ellos, como para los otros? ¿Acaso no es más rentable Azotes de Barrio que Cenizas eternas? [18]

Cuando ni Patricia Velázquez garantiza el éxito comercial
Para terminar. El cine, el audiovisual, por su funcionamiento y su corta edad, se hace preguntas que otras artes no se han hecho, o que ya las superaron. Hoy en día nadie se acuerda que Los Miserables [19] era literatura de folletín. Y nadie se acuerda que el folletín, era literatura menor y hecha con el propósito de ganar dinero con cada entrega semanal. De ahí el nombre de pulp, de la cual Pulp Fiction [20] sólo tiene la estructura, jamás el presupuesto

Los íconos de la cultura pop.

Creo que tenemos que hacer historias que nos conecten con el imaginario de nuestro pueblo. Para los que sólo somos guionistas, y no queremos dirigir lo que escribimos (es mi caso), escribir siempre será Bajo Presupuesto. Ahora ya no hay que gastar ni en papel…



Escrito para el I Encuentro Nacional de Guionistas. Organizado por el Centro Nacional de Cinematografía (Cnac), en Caracas, Venezuela.
Sede de la Universidad Nacional Experimental de las Artes, del 23 al 25 de marzo de 2012.




[1] Sunset Boulevard, Billy Wilder, EE.UU., 1950.  Reservoir Dogs, Quentin Tarantino, EE.UU., 1992.
[2]  Los Idiotas (Idioterne), Lars von Trier, Dinamarca, 1998. La tigra Chaco Federico Gotfried, Juan Sasiaín, Argentina, 2008.
[3] Andrea Ríos, Venezuela, 2011.
[4]  Submarino, Thomas Vinterberg. Dinamarca, 2010. 
[5] Cineasta venezolano, AKA Cedismundo Quintero, Algunas de sus obras son Celebración caníbalPsicosis karaoke.
[6] Cheila, una casa pa’maíta. Eduardo Barberena, Venezuela, 2010. Macho y hembra. Mauricio Walerstein, Venezuela, 1984. La boda. Thaelman Urgelles, Venezuela, 1983.
[7] Ugo Ulive, cineasta uruguayo que en nuestro país dirigió TO3 y Basta. El monólogo citado  pertenece al filme El pez que fuma. Román Chalbaud, Venezuela, 1977.
[8] Madagascar. Eric Darnell, Tom McGrath, EE.UU., 2005.
[9] Hacemos referencia a Memorias del subdesarrollo de Tomás Gutiérrez Alea. Cuba, 1968.
[10] Francia, 2010.
[11] MIB, Barry Sonnefeld, EE.UU., 1997.
[12]  Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution, Francia, 1965.
[13] Referencia a la ópera del mismo nombre, compuesta por Chico Buarque.
[14] Azotes de barrio en Petare (Jackson Guitiérrez, Venezuela, 2006). La hora cero (Diego Velasco, Venezuela, 2010).
[15]  Hablamos de Roma, cittá aperta, de 1948.
[16]  Julio Hernández Cordón, Guatemala, 2010.
[17]  Thomas Vinterberg, Dinamarca, 1998.
[18] Cenizas eternas, Margarita Cadenas, Venezuela, 2012.
[19] Escrita por Víctor Hugo y publicada en 1862.
[20] Quentin Tarantino, EE.UU., 1994.

viernes, 29 de mayo de 2015

Creer o no creer, esa es la cuestión.

Sobre héroes crédulos o creyentes.

I.-  Ser o no ser héroe: el eterno dilema
Se dice de crédul@ (siempre siguiendo al DRAE): aquel que “cree ligera o fácilmente”.  Visto así, se tiene creencia fácil del Capitán América, Superman, la Mujer Maravilla, Spiderman, Batman y sus archienemigos (porque también se es crédul@ del mal) y demás estrellas de Marvel y DC Comics, por decir lo menos. Y se dice de creyente, aquel que “cree, especialmente el que profesa determinada fe religiosa”. Es decir, que por estos lares de Río Grande pa’ bajo, le ponemos velitas y le pedimos milagros, desde al Santo (y su nombre no es coincidencia) hasta al Chapulín Colorado; pasando por Bolívar, quien no falta en altar alguno que se respete. 
Pero si bien un@ creció con el Chavo del 8, también es cierto que en nuestra infancia nos acompañaron el Llanero Solitario, el Zorro y Batman; por citar algunos que se colaban en la programación local de nuestra TV de aquellos años.

Y de pana que por acá somos bien creyentes, porque nuestros héroes (exceptuando quizá a los épicos), son gordinflones, bajitos, algo torpes y sin grandes poderes especiales ni estelares. A diferencia de muchos de los héroes norteños, que o son producto de errores de la ciencia como Hulk, picados de bichos como el Hombre Araña; o como los X-Men, hijos de la mutación genética (tan diferentes estos mutantes de los de Alex de la Iglesia, quienes vienen a acabar con el “imperio de los pijos y las marujas”); o como aquellos que provienen de otras galaxias (que siempre son superiores a nosotros, humanos al fin), como Super Man o el siempre adorado Sr. Spok.

Pero de que se cree, se cree. No lo pongamos en duda. El nivel de fe que se le ponga al objeto de la creencia, depende de cada quien. Y en eso priva el libre albedrío y la cantidad de ron que un@ le coloque al santo.

II.- ¿Y ahora, quién podrá defenderme?
Ahora bien, nos toca preguntarnos entonces, qué tiene de creyente un súper héroe crédulo, con esto del boom de directores latinoamericanos que hacen carrera en la Meca del cine, y cuyo cenit llegó este año, con los Óscares recibidos por el mexi team dirigido por González Iñárratu, y que justamente trataba de la vida de un súper actor que encarnó a un súper héroe, ahora venido(s) a menos, y en donde el súper héroe sí que era un creyente, atormentando a un poco crédulo actor (Birdman).

Pero yo me pregunto, si el preguntarnos qué tiene de “latino” Hellboy, no es lo mismo que preguntarse qué tienen de “asiáticos” Hulk, o los súper chicos de Fast & Furious, al menos en sus tres últimas versiones.  Revisemos.

Hulk (en su primera entrega, 2003) la dirigió el taiwanés Ang Lee. 

El gigante verde, al ataque

Basada en el personaje de Marvel creado por Stan Lee y en el cómic original de Jack Kirby; el guión surge de una historia de James Schamus y está escrito por John Turman, Michael France y el propio Schamus. Fast Five (2011) y Furious Six (2013) las dirigió Justin Lin, nacido en Taipei bajo el nombre de Yipin Lin; y están escritas por Chris Morgan y Gary Scott Thompson (creador de los personajes). Vale acotar que el Sr. Lin se echó al hombro en 2006, The Fast and the Furious: Tokyo Drift, con la pluma del mismo Morgan, y con un cast de jovencitos amantes de la velocidad. Furious Seven (2015), escrita por el mismo dúo, fue dirigida por el malayo James Wan. Lo mismo podría un@ preguntarse de John Woo, nacido en China y criado en Hong Kong, desde que hizo su debut en Hollywood con Hard Target (1993), protagonizada por Jean Claude Van Danme y escrita por el estadounidense Chuck Pfarrer. Y al que le debemos la joya de Mission Impossible II (2006), que en su tema mucho recuerda al juego del doble tan trabajado por él en sus obras asiáticas; y que ya había abordado anteriormente en Face/Off (1997).

Retornemos a nuestras tierras para seguir analizando el fenómeno. Hellboy (2004) y su secuela Hellboy II: The golden Army (2008) (y Hellboy III que al menos ya está anunciada); están todas basadas en el cómic de Mike Mignola, y escritas por el propio del Toro, junto con Meter Briggs (la primera) y Mignola (la segunda). 

Y ahora, el gigante rojo...

Ya antes de meterse con el diablo, se había encargado de cazar vampiros en la segunda entrega de Blade (Blade II, 2002), escrita por David S. Goyer y basada en los personajes creados por Marv Wolfman y Gene Colan. Más tarde, entre la primera y segunda entrega del niño diabólico, del Toro ya nos había regalado otro héroe, en este caso heroína, con El laberinto del Fauno (2006), en coproducción con España. Y para que  no queden dudas de lo creyente que es, figura en los créditos como coguionista de The Hobbit: An Unexpected Journey (2012), The Hobbit: The Desolation of Smaug (2013) y The Hobbit: The Battle of the Five Armies (2014), todas dirigidas por  Peter Jackson. En el camino de Tolkin, también le metió el cuerpo como director y guionista a la casi olvidada Pacific Rim (2013), donde comparte la pluma con Travis Beacham, autor de la idea original.

Su compatriota Alfonso Cuarón, sabe también de grande héroes, sino vean lo que es entrompar a Harry Potter and the Prisoner of Azkaban (2004), escrita por Steve Kloves y basada en los bestsellers de J.K. Rowling. 

El niño mágico y su varita

Él ya había pisado Hollywood con Great Expectations (1998), basada en una novela de Charles Dickens y escrita por Mitch Glazer. De su puño y letra, y en compañía de Jonás Cuarón, dirigió Gravity (2013), sin mucho súper héroe que se diga.

Para no quedarnos sólo en tierra de Pancho Villa, el brasilero Fernando Meirelles, famoso por Cidade de Deus (junto a Kátia Lund, en 2002), se embarcó en difícil tarea de dirigir Ensayo sobre la ceguera de Saramago (otro creyente, este sí de los más fervorosos), en Blindness (2008), cuya adaptación estuvo a cargo de Don McKellar; y que para no dejarlo sin el toque latino, incluyó a Gael García Bernal en el reparto como el malo de la partida. 

La ceguera, no nos exime de la maldad.

Para terminar con esta corta lista, no nos puede faltar Robert Rodríguez, quien si bien nació en Texas, es descendiente de mexicanos (como la propia tierra tejana).  La lista de este director en cuento a héroes (o antihéroes más bien), es larga. Su historia comienza en 1992, cuando con El mariachi salta a la fama. Si bien toda la peli está protagonizada por actores mexicanos, como también mexicanos son los integrantes del cuerpo técnico, la peli firma como factura estadounidense. Detalles del financiamiento. Aprovechando el golpe de gracia que le deparó la taquilla de este filme de tan bajo presupuesto, nos entregó en 1995 Desperado y luego en 2003, Once Upon a Time in Mexico, ambas continuaciones del héroe de la guitarra en mano, con Antonio Banderas a la cabeza del reparto y vale acotar, todas salidas de su puño y letra. No hay que negarle al Sr. Rodríguez, que en su lista hay héroes de todo tipo: niños espías en SpyKids; caza vampiros, junto a su pana Tarantino (autor del guión) en From Dusk Till Dawn (1996); hasta llegar a Sin City (2005) y su secuela Sin City: A Dame to Kill For (2014), ambas codirigidas con Frank Miller, creador del cómic y guionista. Para no perder la costumbre del kitsch mexicano, el tejano nos regaló Machete (2010) con Dany Trejo cortándole la cabeza a quien se le atraviese y codirigida por  Ethan Maniquís; a la que siguió Machete Kills (2013), dirigida en solitario, pero ya escrita por Kyle Ward, basada en su propia historia junto a Marcel Rodríguez.  

Cuidado, el mexi va con todo

Y para que no termine la masacre ahí, está anunciada Machete Kills in Space, supuestamente con Alexa Pena Vega, Mel Gibson y hasta Lady Gaga. Dios nos agarre confesados en Marte.

III.-  No contaban con mi astucia
Analizando la lista, no podemos negar que los “del otro lado” (del charco, del río, beyond the border) se han hecho de grandes héroes. Se podría afirmar incluso, con osadía propia de creyente, que se han apoderado de ídolos casi mitológicos de la cultura gringa y universal: Tolkien, Dikens, Rawling, Marvel y etc. Pero cuánto de suyos, de propios, de nuestros, tienen esos personajes. Citemos acá para aclarar nuestra argumentación, a un creyente formado y afamado en tierra de crédulos, Benicio del Toro. El actor nos dice: “El problema es que al latino lo van a invitar a hacer de latino, y el que escribe los libretos seguramente no lo es. Entonces serás narcotraficante, maletero, no sé… Porque esa es la pregunta verdadera: ¿Cuántos escritores latinos están en la industria, haciendo historias que le interese contar a Hollywood?” (En: Cuba Debate: “Benicio del Toro: “El show solo me gusta cuando estoy trabajando”. Por: Michel Contreras. 6 de mayo de 2015).

Un policía malo, pero incorruptible

El intérprete se lo pregunta a su entrevistador, de cara a los papeles que le ha tocado desempeñar en Hollywood, y donde destacan Javier Rodríguez en Traffic (2000) de Steven Soderbergh y con el que se alzó al Óscar, el Golden Globe y los Bafta a Mejor Actor de Reparto y a Mejor Actor en Berlín; el mítico héroe de la revolución cubana en Che (2008) de nuevo con Soderbergh y que le valió la estatuilla de Mejor Actor en Cannes; y el verdadero antihéroe latino en Escobar: Paradise Lost (2014, Andrea Di Stefano), entre muchos otros papeles y premios y nominaciones.

De nuestra lista, casi todos los guiones no son de los directores latinos. En los casos en que sí, como el ejemplo de Guillermo del Toro, los personajes y las historias, tienen su raíz más bien la llamada mid cult norteamericana. Y en el caso más extremo de Rodríguez, lo hecho por él, ha sido llevar la estética mexicana a su estado más hiper realista, borde con el kitsch; junto a una estructura narrativa y unos personajes, sacados del molde del héroe del cómic.

La angustia existencial que sufre Riggan (Michael Keaton) en Birdman: Or (The Unexpected Virtue of Ignorance) (2014), es quizá la clave para entender la representación del héroe clásico, sea de la mano de un crédulo o de un creyente. Del héroe se espera todo: desde rescatar a una damisela en peligro, hasta salvar al mundo de invasiones extraterrestres, o de castigos divinos. Y al héroe se le pide también, para acercarlo más a un@, sentir que algo compartimos con él (ella) y que él (ella) comparte algo con nosotros; que tenga dudas, flaquezas, momentos de encrucijada en los que deba decidir entre su deseo personal y su misión universal. Por eso la sombra del personaje heroico que persigue a Riggan y no lo deja en paz. Porque nosotros los espectadores, tampoco lo dejamos en paz. No en balde nos gusta tanto que las aventuras de nuestros héroes, tengan sagas y más sagas… el mito del eterno retorno.  Porque a fin de cuentas, esos cuentos no son más que “el viaje del héroe”. Esa estructura dramática que todo alumno de cine debe leer, aprenderse de memoria y aplicar, si quiere que su estructura y su personaje cumpla. Son nada más y nada menos que “Los 12 pasos”, como la tablilla redentora de AA.

Qué le aportan pues estos directores/escritores a los héroes de Hollywood. Su talento, que lo tienen de sobra. Pero no pequemos de ingenuos buscándole la estampita de la Guadalupe a Hellboy, ni pretendiendo que Hulk sepa jugar dominó chino. Porque de ser así, pecaríamos como muchos crédulos, que para situarnos en la Miami donde habita el malo cubano en cuestión, musicalizan con Control Machete la escena (estoy citando a más un capítulo de CSI: Miami).

Porque digámoslo de una vez por todas y con todas sus letras: los héroes son universales. De ahí su larga vida y la fascinación que producen. Están presentes en todos los relatos fundacionales de todas las civilizaciones y en prácticamente toda religión o creencia. Son mitológicos, en su sentido funcional y estético.

Lo interesante y lo genial de una mirada sobre el héroe (o la heroína, tan olvidada por Hollywood, porque aún esperamos por la Mujer Maravilla o la saga solitaria de las X-Women; pues eso sí que te tiene la heroicidad, es machista), es el guiño que sobre él se pueda hacer. Como poner al ex Batman (Tim Burton, 1989) a caminar por NYC en interiores; 

Así se ve el super héroe, sin su disfraz

a un agente de la CIA batiéndose a duelo en el norte mexicano, ciego y casi mocho; 

A los de la CIA, también les va mal

arrancarle la cara de niño bonito a Tom Cruise, para regalársela al malo de la partida; 

Bye, bye, baby face

o para cerrar con broche de oro: sentar a Hellboy junto a Abe y al frío de una cerveza, para que nos dé como serenata “I can’t smile without you” de Barry Manilow. 


Porque eso sí, un@ sin héroes, realmente no puede sonreír.

Bibliografía
Diccionario de la Real Academia Española. Edición Nº 24. En: www.rae.es
Michel Contreras, “Benicio del Toro: “El show solo me gusta cuando estoy trabajando”, en: Cuba Debate, 6 de mayo de 2015. En: http://www.cubadebate.cu/especiales/2015/05/06/benicio-del-toro-el-show-solo-me-gusta-cuando-estoy-trabajando/#.VVYZ6VVVikq



Publicado originalmente en www.tragacine.con, el 20 de mayo de 2015.

domingo, 17 de mayo de 2015

Historia del desarraigo en Nashville

A propósito de Música campesina de Alberto Fuguet (Chile/USA, 2011)
Bafici 2011: Sección Cine del Futuro.

Por Patricia Kaiser

Hay muchas razones para largarse de su país. Y el amor puede ser una de ellas ¿Pero hay tantas razones como para no volver? Encontrarse a uno mismo, puede ser una de ellas. Alejandro Tazo, como el té, está buscando la respuesta a esa pregunta.

Llegado a Estados Unidos por amor, al ser abandonado por una novia gringa, con la que vivió la típica luna de miel de una extranjera liada con un ciudadano chileno, Tazo decide instalarse en Nashville para probar suerte y vivir la típica aventura de un extranjero descubriendo el mundo. Realmente, Tazo no tiene ni la menor idea de su itinerario ni de su futuro. Y sólo está claro en que está despechado por su novia, y en que no quiere volver a su país de origen en el estado emocional en que se encuentra.

¿Pero qué hacer en Nashville? Al principio, busca hospedajes baratos. Luego, intenta conseguir trabajo, desde limpiar baños en un hotel, pasando por plomero de segunda, hasta de vendedor en una tienda de música. Una de sus pasiones. La ciudad no se la pone fácil, entonces decide recorrer sus espacios, buscando respuestas a las mil preguntas que le rondan la cabeza. Y para ello usa su mayor talento: su encanto.


Ensayo de una canción que no vendrá
La película tiene, de manera bastante extraña, la estructura de una road movie, podrías permitirnos el término de road city. Deambula por sus espacios, por sus bares, por su gente. Intenta mimetizarse con esa cultura que le es ajena, y a la que, por momentos, odia o ama. Por lo que como todo filme de viajes, más que transformarse el entorno, que en este caso es siempre la misma ciudad; quien se transforma es el viajero.

Quiere ser aceptado por la sociedad, pero no le gusta esa sociedad. Transforma su cuerpo, su vestimenta, pero ésta más bien lo delata, como la patética figura de alguien que busca desesperadamente aceptación (o quizá pasar desapercibido). Domina parcamente el inglés y estudia para mejorarlo; pero su cerebro está cansado y sólo le pide volver a su español natal.  Realmente Tazo, está entre dos aguas. Simplemente sufre de desarraigo.

Un desarraigo que Fuguet nos muestra, en un par de excelentes monólogos que sostiene con una camarera y con los compañeros que le alquilan el sofá de la casa; y en los largos silencios y acciones que emprende Tazo en su viaje. Es por cómo se mueve el protagonista en la ciudad, o en los lugares donde habita, que se nota la añoranza que tiene, quizá no por su vida pasada, sino por una vida que aún no ha descubierto cuál es.

Los primeros 15 minutos de la película, dan una excelente cuenta de ello. Sin diálogos, centrado en Tazo y las decisiones que toma, los gestos que nos muestra, la necesidad de transformar su primera morada en un hogar (como ordena sus artículos de aseo personal en el baño, es revelador). También da cuenta de la intención del director, la puesta en escena plateada. Largos planos, algunos de más de tres minutos, largos silencios, y la poca movilidad de la cámara (pues realmente Tazo no se mueve hacia ningún lugar); nos dicen muchos más, que las (pocas) palabras que el protagonista y los personajes pasajeros con los que se topa.

Al final, Tazo descubre que su país, lo ha llevado consigo siempre, y en un bar de “Ven con tu guitarra y canta”, se declara chileno, y toca una canción de su país, en español, con la que define toda su vida, y también su meta. Como era de esperarse, las calles de Nashville lo esperan para otra noche de ronda.

La decisión de Tazo

Hay que celebrar en este film la excelente actuación de Pablo Cerda en el papel de Tazo. El hombre se tira la película al hombro, y la sostiene. También, como es obvio por el título escogido, la banda sonora y el diseño de audio, son excelentes. El tema principal, que cierra los créditos, es una melodía que no me será fácil olvidar.

Escrito especialmente para la la 1º edición del Talent Press del Talent Campus del Bafici, 2011. Buenos Aires, Argentina.

Publicado originalmente en OtrosCines (Buenos Aires, Argentina).

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